La Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es Gath & Chaves en liquidación ni la noche de reyes de Maurizio y sus rufianes. Sabida es la precariedad de discernimiento del colectivo poblacional cada vez que tiene que optar, acto electoral mediante, por las personas hábiles para la administración del Gobierno de la Ciudad. No estoy tratando a la ciudadanía de infradotados, aunque lo parezca a veces, sino mas bien, en la poca elegancia que posee en su conjunto en el desplazamiento del ideario sometido a factores de estractos conservadores; y de la cuida individualista de las particularidades inmediatas y egoístas, alimentadas sistemáticamente por un emporio mediático que les vende con facilidad su “verdad” y se la coloca en agenda. La “gente” compra … y compra mal, creo. Perón decía que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen; aunque la Ciudad Autónoma es la excepción que confirma la regla del dicho del Gral. ¿Porqué? ,,, porque por más jodida que sea nuestra “medio pelo clase mediera” people, nunca puede ser castigada con semejante genocidio vivencial por los más ineptos, mentirosos y mediocres en los puestos de representatividad y gestión. Si las cagadas sistemáticas que ejecutan sin pudor alguno las tienen que revertir, echar para atrás, porque hasta ahora no pegaron una, es que nunca tuvieron equipos ni cuadros de gestión aptos como vendieron con desfachatez en la campaña pre-electoral. Improvisados alevosos se lanzaron a la aventura de las apetencias y el negocio de la “ciudad empresa” que consideraron y consideran. Lo más lamentable es que este rejunte de “monigotes” amigos tienen la caradurez de lanzarle las culpas al Gobierno Nacional; el cual en su coherencia en la construcción de un proyecto de nación, endurecido por “opositores” que traban perversamente el avance, tiene que soportar el lastre de la administración de la Ciudad capital del país. Doble mérito para el Ejecutivo nacional. No hay que romperse mucho los sesos para darnos cuenta a donde llegaron estos señores de Maurizio y su pandilla. Basta con seguir de cerca de a diario cada detalle que hace a la componenda desastrosa de una gestión que no es. ¡Va a estar hecho mierda Buenos Aires!
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