No nos cabe ninguna duda la calidad y cualidad representativa de nuestra Presidenta ante el foro central de países representativos en una reunión mundial como la que se desarrolla del G20 en estos momentos en Cannes. Ante la afamada cita fechada a la coyuntura, coincidente de momentos tan críticos originados en el mundo por el salvajismo del capital financiero que arrasa si pudor, afectando a ya no solo a países como a los EEUU, sino a continentes enteros como es el caso del europeo; Cristina Fernández de Kirchner expuso en oratoria enérgica los planteos pertinentes y adecuados desde la coherencia en la visión contextual de este desfasaje mundial que afecta gravemente a sociedades enteras.
La postura e imagen de nuestra primer mandataria corresponde a la de una estadista plantada ante un foro mundial, sin que se nos pase por alto la importancia y características del mismo. Allí Cristina expuso ante empresarios de la cumbre del G20 y pidió los controles sobre el capital financiero en un más que justo reclamo de regulación de los mercados que hacen estragos en los países del mundo. En esta reunión del empresariado mundial, que lleva el nombre de B20 (bussines20) y que apuntaba a plantear posturas relacionadas con la seguridad mundial alimentaria, Cristina fue directamente “al grano”, y afirmó categóricamente que el problema en discusión es el precio de los commodities, impuestos por el capital financiero carente de toda regulación y control.
Con simpleza de vocablo la Presidenta pronunció el discurso al margen de las connotaciones protocolares de la oratoria para el caso; pienso que de esta manera se sintió más cómoda para poder mandar los “missiles” que resonaron con mucha fuerza en ese ámbito empresarial mundial en el marco de la cumbre del G20. Para que se pueda evaluar fehacientemente este comentario, basta con tomar una parte del discurso de Cristina en la que expresa:
“Tengamos una real comprensión del mundo en el que estamos. No nos equivoquemos y sepamos que, si la crisis se profundiza, van a empezar a cuestionarse las democracias y las formas políticas actuales. Europa tiene una historia en esto, de cómo surgen gobiernos totalitarios en medio de crisis económicas que no pueden resolverse. Creo que estamos a tiempo. No quiero ser dramática ni tremendista, ni sembrar pánico, porque no es mi misión y tampoco lo creo. Todavía estamos a tiempo de establecer soluciones, pero soluciones que tengan que ver con la regulación de aquellos que han ocasionado el problema, de los mercados financieros”.
No voy explayarme a hacer una análisis meticuloso sobre la repercusión que pudiera haber tenido ante el brazo empresario (B20) de la reunión del GB20 el discurso de Cristina; solo que ya sabemos cuál es nuestra postura como Estado libre y los lineamientos que marcamos al campo mundial emanados de la experiencia ya sufrida en el 2001; postura que va teniendo una congruencia más firme con los países que nos acompañan en la región. Para concluir este comentario tampoco quiero dejar pasar esa síntesis ejemplificadora que disparó Cristina ante este foro y que dice:
“Lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo no es capitalismo, es un anarcocapitalismo financiero total, donde nadie controla nada. Resulta que tenemos que controlar a los países a ver cómo ajustan. Por favor, regulemos a los que verdaderamente tenemos que regular”.
Los empresarios argentinos que allí estaban presentes supieron por reflejo de qué estaba hablando, por eso ellos mismo estallaron en un aplauso que hicieron pensar y compartir tímidamente al resto.
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