El dolar y el peso, el peso y el dolar ... bla, bla y blá. No hay nada misterioso en la operatoria que tanto dió y da que hablar sobre la moneda de EEUU y el peso argentino en estos dias. Es una de las iniciativas de corte financiero-monetario de excelencia que se ha llevado a cabo en los útimos tiempos; quizás, juntamente al pago de la deuda por Néstor Kirchner, ésta es una de las movidas más interesantes y positivas que se da en el campo económico de nuestro país. Claro, como no se pasó la información fehaciente respectiva ... imagínense y estan a la vista las distorciones y falacias de los medios hegemónicos y el stablishment en general, en pos de sus propios intereses y beneficios.
Lo que publicó el periódico Miradas al Sur en su portada "Darle peso al peso" escrito por Eduardo Anguita, explica con forma simple y en buena sintesis periodística, lo que se debía haber hecho por los medios a plena difusión por parte del gobierno nacional y así evitar posteriores dolores de cabeza.
Reza el periódico dominical:
Este periódico consultó a altas autoridades del área
económica y puede confirmar que las restricciones a la operatoria con divisas
para atesoramiento son parte de una movida que llegó para quedarse, y
posiblemente constituya la decisión más audaz en materia financiera desde que
Néstor Kirchner ofreció la quita a los títulos en default, a pocos meses de
comenzado su gobierno. Aquella vez, el objetivo era recortar las obligaciones
generadas por una deuda externa antinacional. Esta vez es torcerle el brazo a
la idea de una doble moneda en el mercado monetario local. En ambos casos, las
decisiones apuntan a permitir un desarrollo económico soberano. Quienes creen
que el Gobierno tiene previsto proveerse de dólares para hacer frente a los
vencimientos de títulos y otros compromisos externos se equivocan. La decisión
es fortalecer el peso nacional, al tiempo que se controlen los mercados
ilegales, que todavía la jerga financiera pretende nombrar como “paralelo” para
restarle responsabilidad penal a la fuga de dinero del circuito público. A la
resistencia de algunas grandes corporaciones, se suman la confusión y el miedo
de sectores medios acostumbrados a ahorrar en dólares, como lo prueba el retiro
de fondos en moneda norteamericana de cuentas bancarias de particulares que la
tercera semana de mayo llegó a 400 millones de dólares. El desafío es un cambio
cultural que requerirá no sólo del férreo control estatal, sino de infinidad de
medidas que mejoren los circuitos de provisión de importaciones de maquinarias
y bienes difíciles de sustituir. Y también de la confianza de los ahorristas en
las opciones de inversión en pesos.
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