Claudio se vió llevado a renunciar al diario, no percibió indemnización alguna y ni la quiso. Se fue con elegancia de los grandes, la fidelidad a sus principios. Simplemente buscó la libertad de su conciencia para escribir. Una de sus respuestas fue la publicación de su libro “DIARIO DE GUERRA, Clarín, el gran engaño argentino” y reza en la etiqueta de portada del libro: “Miserias y Secretos del Grupo contados por un periodista censurado”. Así como Rodolfo Walsh, escribió la inmortal obra literaria argentina en su ya famosa Carta a la Junta Militar, Claudio escribió su carta al Grupo Clarín en el momento de su apartamiento de la empresa monopólica. Una carta que toma aún más dimensión, si tenemos en cuenta los acontecimientos vividos en los últimos tiempos en el marco de la nueva Ley de Medios Audiovisuales 26.522; y también, toma aún más valor simbólico a partir de su lamentable muerte acontecida hace un mes.
Claudio Díaz era un muchacho cincuentón que siempre se movilizó con alegría, nunca una pálida; y es precisamente esa alegría peronista con que siempre aceptó todos los homenajes que se le hicieron en vida y que nunca hubiera querido que a su muerte lo lloremos, sino que lo reemplacemos en su cometida de vida. Por eso, valga en estas líneas un simple homenaje más a un compañero, a un peronista…EL PERIODISTA.
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