viernes, 4 de febrero de 2011
LA HERRAMIENTA MEDIÁTICA Y LA TRANSFORMACIÓN CULTURAL
Posiblemente, hoy en día se presenta como reiterativo enmarcar los lineamientos influyentes en la cultura de nuestro pueblo a través de acciones y reacciones emanadas desde la oligarquía nativa, las corporaciones, el stablishment y sus intereses de sector. Pero vale la pena insistir. Sencillamente, porque estamos viviendo el momento ideal de exponer con responsabilidad las verdades otrora ocultas, ante una sociedad que va absorbiendo lentamente un cambio de paradigma que transforma nuestra cultura, de la aguda intencionalidad de estos factores de poder y desde dónde ejercen su fortaleza.
En estos momentos, estamos ante una sociedad que se abre de a poco a este cambio, debido a las influencias políticas de coyuntura de este proyecto nacional que impone un modelo de país diferente. Una sociedad que es capaz de asimilar y penetrar en el debate a fondo de las cuentas pendientes, originadas en el atavismo de las imposiciones del poder, que esclavizó siempre sobre el campo de las ideas para sujetar al pueblo a que sea fiel a sus conocidos intereses.
El espíritu histórico mitrista liberal, insistió durante más de un siglo con el centrismo unitario bueno y civilizado y la docencia de las Graham de Sarmiento, contra lo maligno antipatria del federalismo con su indiada y los gauchos brutos de la barbarie, señalaban, entre otros avatares históricos, que eran los componentes que se brindaban para entender e impulsar los avances de una nación.
En este emblemático contexto histórico, se movilizaron también fraudes electorales, golpes de estado sangrientos y “gloriosas” campañas del desierto, intoxicando culturalmente al colectivo y sometiéndolo desde allí a los designios propicios a sus intereses del status quo atribuido.
Esto, antes era irremediablemente aceptado culturalmente por los habitantes de la Nación.
Pasan las épocas y los métodos se ajustan a los tiempos.
Con nuevas técnicas de sistemas en los sufragios, juntas electorales reguladoras y sumándole un celoso despertar al alerta por la madurez política ciudadana se imposibilita el fraude electoral. Los cuarteles no abren las puertas al golpeteo oligárquico, las políticas de Estado encasillan a las FFAA en su función específica. Las relaciones de fuerza en el sistema democrático se reacomodan.
Por otra parte vemos la vertiente de cambios en el contexto histórico. Basta ver la notable recepción masiva de la reivindicación histórica protagonizada por la Presidenta Cristina Fernández en el último festejo recordatorio de la Vuelta de Obligado; tomado antes como una fecha más de tantas en la instrucción de los educandos. O el perdón oficial a la República del Paraguay por una guerra históricamente aberrante en los principios éticos sobre la fraternidad humana; observando el causal y el efecto.
En estos momentos son los medios de comunicación el recurso válido que hace subordinar los aspectos culturales al discurso único en los mensajes de comunicación masiva.
Para comprender mejor a lo que me refiero, me remito al compañero Nicolás Casullo cuando decía que a través de los medios concentrados, se asiste diariamente a la desmembración ideológica de lo democrático, desde la absoluta irresponsabilidad de los dueños del mensaje, una suerte de aquelarre mediático disolvente de todo valor, y donde no existe propuesta alternativa, ni referente, ni el menor asombro ante cualquier cosa: estadio social plausible de ser simbolizado con la pregunta. Por ejemplo, cuando Marcelo Bonelli inicia su entrevista con Elisa Carrió en TN: ¿Y Dra. El gobierno sigue robando?
Ahora, los medios hegemónicos de comunicación imponen su bestial “diagrama institucional” bajo una horma de mercado que hoy reina soberana. Implantan su matríz de acuerdo a su programación emisora, su valor de lo que sería democracia, la virtud de un votante apolítico que en realidad no debe saber siquiera a quienes elige cuando elige, porque debería votar átomos “libres” de compromisos partidarios.
En pocas palabras, se sostienen los monopolios del discurso único por el establisment, que obviamente aprovecha el respeto cultural que el periodismo había acumulado a lo largo de los años de su historia. Esto es clave, por cuanto de esta manera se va ajustando al paradigma cultural que más le conviene a las corporaciones.
Pero a esto me remito en estos renglones. Asistimos a otro escenario coyuntural, donde el eje del paradigma cultural se va transformando políticamente. Somos observadores y protagonistas de cómo lentamente el “sapito” a tragarse del mensaje hegemónico va dejando de ser en el contexto pluriclasista de la ciudadanía toda. Paulatinamente hay un despertar en el colectivo social.
A medida que avance la implementación de la nueva Ley de Medios, con la pluralidad de voces a ser escuchadas, la vertiente incontenible de información a través de las redes sociales del ciber espacio y la politización de la masa social, se asocia el despertar al cambio de paradigma cultural a que nos referimos. Las “verdades virtuales” prefabricadas por los oligopolios mediáticos declinan ante el incontenible avance del esclarecimiento de la conciencia del pueblo en su conjunto. Estamos ante la transformación cultural que los argentinos nos merecemos … ¿Y porqué no la región?
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2 comentarios:
Acertadas palabras.
Recomendable el documental francés "La revolución no sera televisada" sobre el golpe de estado a Chavez en Venezuela. Y sobre como los medios pueden opacar las felices primaveras que estamos transitando..
Camino a la Liberación!!
K
V
Sí Cané, vi el documental...y como decís, es recomendable.
Pero bueno, ahí vamos todos, para adelante y a paso de vencedores.
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