martes, 30 de agosto de 2011

EL DIA EN QUE EVITA MIRÓ HACIA EL NORTE


Sin portar en su estilo la rigidez ácida, cruda, con alguna hironía que ablanda sus notas y de veracidad documentada del Perro Verbinsky ó la ética del periodismo de los que no tienen voz en la investigación y la denuncia de Walsh; este último domingo, Eduardo Anguita, nos deleita con una columna que cuando parece salirse del eje de su contenido engancha con elegancia los subtítulos que la componen. No voy a extenderme en calificativos de alabanzas, pero sí invitarlos, a aquellos que no la leyeron a hacerlo; y más que a intelectualoides me dirigiría a los nóveles estudiosos en el seguimiento de las coyunturas y ávidos por el debate y las conclusiones del escenario que compone la historia. Aquí va: ENTREN.

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