sábado, 25 de septiembre de 2010
DR. STRASSERA, EL SILENCIO TAMBIÉN ES SALUD
Asistimos a otra histórica que a medida que la “caja de Pandora” continúa abriéndose los protagonistas con algo de renombre quedan expuestos en sus acciones y conductas, que hasta el momento habían trascendido poco y nada en el colectivo de la ciudadanía. Tal es el caso del ex fiscal Julio César Strassera. Un hombre de la Justicia argentina que en las últimas horas tomó nuevamente protagonismo público y mediático.
Por todo esto cabe emitir una opinión de lo que pienso y lo que piensan muchos. Esto es, Strassera perteneció a la “Justicia” de la Dictadura cívico militar de terrorismo de Estado, para más luego convertirse en un semi-héroe al emitir aquella famosa frase al finalizar el juicio a la Junta militar “Nunca Más” siendo fiscal del tribunal condenatorio.
Por esto, analizando a modus simple nos encontramos frente a un individuo con una sumatoria de ideas en que las mismas no se alinean en una conducta de principios, sino más bien ante el oportunismo de los tiempos que tuvo que trascender en su carrera de funcionario del Poder Judicial de este país. Reprobable conducta en todo sentido y sin justificación alguna.
Este hombre de la jurisprudencia argentina arremetió sin pudor contra la política sobre DDHH del actual Gobierno. Por donde la ecuación deductoria de su comportamiento deja mucho que desear y merece la reprobación total. Julio Strassera no tiene autoridad moral en ningún sentido al referirse al tema. Demostró el facilismo oportunista de su comportamiento y aquellas voces de desagravio que lo defienden deberían silenciarse ante los hechos contundentes que lo condena históricamente.
Julio Strassera avaló la detención ilegal, ilegítima e incostitucional. Tal es el caso del ex gobernador por Santa Cruz Jorge Cepernic, a la que hizo referencia la Presidenta Cristina Fernández. Pero éste es solo un ejemplo de los tantos casos de hábeas corpus y otras situaciones que pasaron por sus decisiones de gestión en el ámbito jurídicial.
Opino que cabe en el conocido dicho de que los hombres son esclavos y víctimas de sus propias palabras y decisiones; por cuanto deben hacerse cargo de sus auto gestados infortunios; y hacerse cargo de los mismos sin vociferar sandeces, por lo menos con el silencio.
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2 comentarios:
Coco, cuando fue el juicio a las Juntas, yo ya vivia en Baires y casualmente, hablando del tema con alguien en mi trabajo, me comentó su sorpresa ante la apología al demócrata que se le hacía a este personaje cuando muchos sabían cuántos militantes permanecían desaparecidos por su intervención en los pedidos de habeas corpus. Uno de ellos, el hermano de mi interlocutor. Ya desde entonces muchos sabíamos quien era. Pero, durante todos estos años, el silencio desde el poder fue el amparo que tuvieron tantos como él. Ya se terminó el silencio y las caretas están cayendo con bastante ruido. Como corresponde.
Un abrazo
Sí Maricé, es así y el zorrillo de Moreno Ocampo también tiene lo suyo ...
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