Las naciones de América Latina son casi unánimes frente a la jornada mundial de ayuno y oración por la paz en Siria, proclamada desde el Vaticano. Y no solo setrata de los países cuyos Gobiernos se solidarizan abiertamente con Damasco.
Venezuela
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dice que a excepción de “la derecha fascista” y “los seguidores de Pinochet”, la población se sumará este sábado a la vigilia propuesta por el papa Francisco. El gobernante asistirá en persona y pide a sus compatriotas no “creer que porque los misiles van a caer en Siria (…) no va a influir en la vida del resto del planeta”. “¡Claro que va a influir!”, afirmó Maduro.
A finales del mes pasado, el mandatario venezolano condenó “decididamente cualquier intento de parte de las potencias imperialistas de lanzar ataques militares contra territorio sirio, teniendo como pretexto el ataque con armamento químico ejecutado por desconocidos el 21 de agosto pasado”, según rezó un comunicado difundido por la Cancillería del país.
Maduro tiene claro que el plan de EE.UU. y sus aliados, previamente probado en Libia e Irak apunta hacia “la conquista de los ricos depósitos petrolíferos de la región y garantizar mercados para los productos occidentales” a través de la muerte y destrucción. Ellos, dijo, “han armado y entrenado escuadrones de terroristas en Siria con el objetivo de establecer y conservar el control sobre el país”
Bolivia
En Bolivia, la tarea de convocar “a los fieles y a las personas de buena voluntad a unirse en oración y ayuno” quedó en las manos de la conferencia episcopal. Las autoridades laicas no comentaron la petición del papa Francisco, no obstante, las eclesiásticas prometen una importante afluencia a las parroquias de quienes desean paz a Siria.
Por su parte, el presidente boliviano, Evo Morales, a menudo plantea el tema de Siria en sus ruedas de prensa. Tiene la certeza que Washington inicia una guerra tras otra con el fin “de apoderarse de recursos naturales tales como petróleo y hasta reservas de agua dulce”. a
Por no poder establecer dictaduras militares, como lo hizo en el pasado, en las condiciones actuales EE.UU., dice Morales, está empleando una estrategia diferente: la de “provocar conflictos internos en ciertos países con el objetivo de tener un pretexto para la intervención”.
Chile
Chile es uno de países de la región donde no se observa una simpatía especial por el Gobierno actual de Siria. Sin embargo, el presidente Sebastián Piñera se pronunció en contra de una intervención militar unilateral en la guerra que se lleva a cabo en el país árabe.
“El Gobierno de Chile es partidario que cualquier acción militar se haga en el contexto de la institucionalidad multinacional que es Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad y no por decisión unilateral de uno o un grupo de países”, explicó en mandatario.
Uruguay
“La guerra no se resuelve introduciendo más guerra presuntamente más justa”, insistió la víspera el presidente de Uruguay, José Mujica. “El único bombardeo que vemos admisible en Siria es con leche en polvo, con galletas y con comida, no armas ni bombas”.
Argentina
Con una especial rigurosidad han sido declaradas las posturas de los países más desarrollados económicamente de Sudamérica en la recién clausurada cumbre del G-20 en San Petersburgo.
“A las muertes no se las soluciona con más muertes”, recalcó la presidenta de Cristina Fernández de Kirchner apenas llegó a la norteña ciudad rusa para asistir a la reunión. “Una intervención militar sería nefasta”, dijo en más de una ocasión, “No hay nada peor que la guerra”.
“Más allá de algunas posturas, primó la no intervención en Siria”, concluyó al término de la discusión con otros líderes del G-20 en un sorprendente contraste con las declaraciones del Departamento de Estado estadounidense al respecto. “La opinión mayoritaria era la de no intervención”, reiteró.La postura de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, respecto a la situación en Siria ha evolucionado bastante a lo largo de los dos años y medio del conflicto en el país árabe. Desde el inicio condenaba el uso de la fuerza en la dispersión de las manifestaciones antigubernamentales en Damasco y otras ciudades. Actualmente centra sus comentarios en la injerencia del extranjero en Siria y comparte con otros países latinoamericanos su preocupación por este motivo.
Brasil
Rousseff fue la más concisa en sus declaraciones públicas sobre los eventuales bombardeos del territorio sirio entre los mandatarios participantes de la cumbre en San Petersburgo. “Brasil no reconoce una acción militar en Siria sin la aprobación de la ONU”, dijo la presidenta.
A una de las mujeres presidentas, sin precisar cuál de las dos, su par ruso, Vladímir Putin, atribuyó el juicio más rotundo sobre la eventual agresión de Estados Unidos y la OTAN contra Damasco. Putin recordó que un fundamento legítimo para aplicar la fuerza lo da el derecho a defenderse, pero, dijo, “Siria, según se sabe, no agrede a Estados Unidos”. La otra posibilidad legítima de usar la fuerza es la que ofrece una decisión de la ONU, continuó el mandatario ruso.”Según dijo ayer una de las participantes de nuestra discusión –citó–. Los que actúan de otra manera se ponen ellos mismos fuera de la ley”.
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