El compañero Presidente de Bolivia pidió la salida al mar,
para su país a Chile. Nosotros, como argentinos, peronistas e hijos de la
Patria Grande nos sumamos a ese reclamo. Y con más derecho que nadie, atento que nuestro pueblo
también estuvo como Chile en guerra contra la Confederación Peruana- Boliviana,
formada por el dictador Santa cruz, que ayudaba a los unitarios en su lucha
contra la Confederación Argentina y ganamos esa guerra, al igual que los chilenos
(logrando derrocar al dictador Santa Cruz). Pero a diferencia de los chilenos,
nuestro gran Juan Manuel de Rosas, no se aprovechó del caos y las desgracias
del pueblo boliviano y no tomó Tarija, sino que pidió una consulta para ver si
ese pueblo quería o no ser de nuestra Confederación. Chile, en cambio, avanzó
sobre sus tierras y sobre sus aguas. Rosas, como un gigante americanista, dirá:
"Con este motivo te diré, que el señor Otero, actual gobernador de Salta,
y otras personas, me hablan desde aquella parte, y desde Bolivia, sobre el
estado de aquella república, diciéndome: que las provincias de ella invocan y
desean la federación, que hablan de nuestra Confederación con respeto e
interés; y que por todo sería la mejor oportunidad para que el gobierno
argentino reincorporase a Tarija, y fomentase la federación en Bolivia,
interviniendo en ello, y auxiliando a los federales. Qué de esto reportaría
grandes beneficios el comercio de la República Argentina y la causa nacional de
la Federación. Es esto en substancia lo que me escriben con sumo interés, y que
me apresuraré a contestar, porque todo ello es absolutamente opuesto a mis
principios políticos y a mi carácter privado.
Les diré, pues, que de ningún modo estoy, ni puedo, ni podrá jamás estar conforme este gobierno mientras yo esté a su cabeza, y como tal Encargado de las Relaciones Exteriores. Que lo que nos corresponde es sentir las desgracias de una república hermana, vecina y amiga, y en sus disensiones domésticas guardar toda la neutralidad del derecho internacional, sin dejar de distinguir en la parte posible a nuestros amigos de nuestros enemigos, resguardarnos y precavernos de estos. Que no debemos mezclarnos en que su forma de gobierno sea de unidad o de federación, y que respecto de Tarija, no es digno de la República Argentina reincorporarla hoy por la fuerza, ni reclamar nuestros derechos en circunstancias que Bolivia se encuentra afligida, y envuelta en una terrible anarquía.
Que esto debe ser obra de la paz, por negociaciones pacíficas, dignas y honorables, en que por un tratado quede restituida, lo que no nos será difícil conseguir así que Bolivia se encuentre en perfecta tranquilidad, presidida, por un gobierno justo y verdaderamente amigo, con el que conseguiremos también otro de límites y comercio, como lo desean los mismos señores que me han escrito. Tratado que puede y debe ser recíprocamente ventajoso y de inmensos beneficios a las dos repúblicas. Que oportunamente marchará un ministro argentino para ir poco a poco preparando las cosas en este sentido. Que la guerra contra Santa Cruz, no fue a Bolivia sino a éste, a consecuencia de las invasiónes que fomentó sobre la República Argentina, su liga con los salvajes unitarios, y establecimiento de la Confederación Perú Boliviana, que en todo sentido rompía su permanencia el equilibrio de los Estados del continente y minaba en toda forma su base de gobierno republicano".
Les diré, pues, que de ningún modo estoy, ni puedo, ni podrá jamás estar conforme este gobierno mientras yo esté a su cabeza, y como tal Encargado de las Relaciones Exteriores. Que lo que nos corresponde es sentir las desgracias de una república hermana, vecina y amiga, y en sus disensiones domésticas guardar toda la neutralidad del derecho internacional, sin dejar de distinguir en la parte posible a nuestros amigos de nuestros enemigos, resguardarnos y precavernos de estos. Que no debemos mezclarnos en que su forma de gobierno sea de unidad o de federación, y que respecto de Tarija, no es digno de la República Argentina reincorporarla hoy por la fuerza, ni reclamar nuestros derechos en circunstancias que Bolivia se encuentra afligida, y envuelta en una terrible anarquía.
Que esto debe ser obra de la paz, por negociaciones pacíficas, dignas y honorables, en que por un tratado quede restituida, lo que no nos será difícil conseguir así que Bolivia se encuentre en perfecta tranquilidad, presidida, por un gobierno justo y verdaderamente amigo, con el que conseguiremos también otro de límites y comercio, como lo desean los mismos señores que me han escrito. Tratado que puede y debe ser recíprocamente ventajoso y de inmensos beneficios a las dos repúblicas. Que oportunamente marchará un ministro argentino para ir poco a poco preparando las cosas en este sentido. Que la guerra contra Santa Cruz, no fue a Bolivia sino a éste, a consecuencia de las invasiónes que fomentó sobre la República Argentina, su liga con los salvajes unitarios, y establecimiento de la Confederación Perú Boliviana, que en todo sentido rompía su permanencia el equilibrio de los Estados del continente y minaba en toda forma su base de gobierno republicano".
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