domingo, 12 de agosto de 2012

LA MAFIA RUNFLERA Y TAIMADA


La presencia del vicegobernador Gabriel Mariotto implica un cambio de paradigma en el abordaje de la gestión política. Desde su arribo a la presidencia del Senado provincial demostró un saber hacer en contacto con el territorio profundo de los barrios de los distintos municipios, en la calle, fuera del “palacio” legislativo. 

 El estilo franco y directo para formular sus puntos de vista respecto de temas complejos y complicados fuertemente arraigados en la cultura de las instituciones provinciales colisiona con un modo de hacer instalado y en apariencia inmutable. El abordaje de temas estratégicos como la policía y las fuerzas de seguridad, la justicia, y su vinculación con los políticos tanto en cargos de representación como de gestión, interpela el estatus quo a la vez que interfiere y visibiliza esos vínculos. Enfoca con el reflector cuestiones y relaciones muy conocidas por los vecinos bonaerenses, esos secretos a voces que nadie quería escuchar, sea por conveniencia o por desidia. Es mucho más fácil pasar por la gestión pública tapándose los ojos ante la corrupción o sumándose a ella. 

Lo importante en este esquema: no mirar detrás de la puerta ni debajo de la alfombra, no escuchar ni ver. Como dijo un ex gobernador cuando era funcionario nacional en la década de los 90, que acuñó la famosa frase “hay que hacerse el boludo”. Y cuando explota algún conflicto grave, acomodar los tantos y mostrar prolijamente ante las cámaras el resultado “exitoso” de la intervención. Gabriel Mariotto, igual que Néstor Kirchner, no llegó a la vicegobernación bonaerense para dejar sus convicciones en la puerta del Senado. Las mismas convicciones que Néstor llevó a la práctica en 2003. Mariotto es un político que pone le pone la oreja a las necesidades populares, las toma, las discute en el territorio, diseña políticas, tiene presencia fuerte y activa, desenmaraña viejas madejas y no transa con ellas.

Este estilo molesta el silencio y los movimientos ocultos de aquellos que manejan diversos y añejos “negocios” que para un mejor funcionamiento dejan vidas tiradas en el camino. Sólo basta mencionar el nombre de la niña Candela y no hay que decir más. En este marco es sencillo entender las amenazas pintadas ayer en las paredes de la ciudad de La Plata. Lo extraño es que no hubieran aparecido antes. El poder paralelo está atento y opera. Pero como dijo la Presidenta y sobre un tema muchísimo menos peligroso como fue y es tocar intereses corporativos: “Alguien lo tenía que hacer”. Mariotto está tocando intereses corporativos, pero de la mafia runflera y taimada.


de Mabel Maidana, el El Sábado, 11 de agosto de 2012.

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